El corazón donde la mujer habita

Hay quien dice que «El corazón donde la mujer habita» es un relato feminista. Sin embargo, también hay quien opina que no lo es. Supongo que todo depende de qué entiende cada quien por feminismo. En cualquier caso, se puede captar en él un mensaje de complicidad hacia las mujeres.

Es un aullido que recoge nuestras vivencias y pasajes, convirtiéndose en espejo y cómplice. Este reflejo alumbra la posibilidad de que cualquier mujer pueda identificarse fácilmente con las protagonistas, entendiendo la historia de forma diferente según en qué etapa de su vida se encuentre.

También puede darse identificación por parte de los hombres, incluso suceder que tras leerlo sientan que comprenden más. Quizás, no sin algunas resistencias previas, se motive en ellos la curiosidad necesaria para indagar e indagarse.

Es una historia llena de crítica social, un alegato con la esperanza de caminar hacia un nuevo despertar.

Coqueto, dulce, intimista, profundo, erótico y divertido. Crudo por la realidad que refleja. Femenino; y aquí vuelve a entrar en juego lo que cada quien entiende por feminidad.

Son letras, palabras, párrafos y páginas impregnadas de códigos, guiños y espacios en blanco que invitan a la reflexión. Información, vivencias y teorías. Las chispas de una barita en busca de la magia interior de cada quien.

Se trata de un texto que por tocar tantas teclas, y hacerlo sin apabullar, se presta tanto a la lectura en intimidad como al debate en grupos de personas que se estén iniciando en la discusión de temas como el amor, las relaciones personales y generacionales, los cuidados, los buenos y los malos tratos, la sexualidad y la importancia del lenguaje entre otros.